El autoaprendizaje es la capacidad de adquirir conocimientos, habilidades o valores por uno mismo sin la necesidad de un profesor o guía
Es posible que nunca antes hayas pensado que aprender es una característica innata en tod@s nosotr@s; es algo que hacemos desde que nacimos. El autoaprendizaje se desarrolla de forma natural a través de las experiencias de vida o cuando nos informamos de algo que nos interesa. Tod@s tenemos esa capacidad, aunque es posible que algun@s les resulte más sencillo, ya sea por preferencia o costumbre. Dentro del autoaprendizaje también hay gustos: a algunas personas puede resultarles más entretenido y ameno asistir a clase o tener un tutor, mientras que otras prefieren hacerlo por su cuenta para tener su propio ritmo, horario, orden de temas… En cualquier caso, considero que es interesante desarrollar esta capacidad, sea cual sea el modo de cada uno.
El conocimiento es muy amplio y es imposible abarcarlo todo, por ello creo que es necesario para nuestra vida personal o profesional una formación contínua elegida activamente por nosotr@s. El autoaprendizaje nos facilita profundizar y enfocarnos en los aspectos que nos interesan. Además, nos dota de un criterio independiente, nos ayuda a desarrollar nuestra creatividad y a reforzar nuestro talento.
Claves para desarrollar tu autoaprendizaje:
1. Disciplina y entrenamiento. Para generar éxito en tu autoformación es necesario que tengas las ideas claras de qué y cómo se va a desarrollar. El autoaprendizaje necesita disciplina, los siguientes puntos pueden ayudarte:
- Ten claro el objetivo. Reflexiona sobre cuál es tu intención para aprender sobre ese tema. No es lo mismo desarrollar un aprendizaje para una oposición que por entretenimiento, por ejemplo.
- Establece un plan de metas. Las metas han de ser realistas y, para ello, es importante que calcules el tiempo del que dispones, que no pierdas de vista el objetivo y que diseñes submetas. Puede reforzar tus avances proponerte y revisar tus submetas cada semana o mes.
- Diseña un horario. Tener una rutina con momentos para estudiar o investigar puede favorecer conseguir tus metas. Dependiendo de tu forma de ser tendrás que ser más o menos flexible con tus hábitos. Algunas personas prefieren dejarlo establecido y cerrado (estudiar de martes y jueves de 18 a 20h), otras sin embargo, funcionan mejor de forma abierta (estudiar 2 horas a la semana). Observa si prefieres o rindes más por la mañana o por la tarde, estos cambios pueden ayudarte a concentrarte mejor y generar autoconfianza.
- Crea tu espacio. Es importante que te sientas cómod@ en el lugar de aprendizaje. Para favorecer la concentración y evitar distracciones es bueno buscar un lugar aislado y silencioso. Quizá sea recomendable dejar el móvil lejos o fuera de tu alcance. Observa lo que te distrae o lo que necesitas para mejorar tu comodidad y concentración.
Es imposible estar motivados todos los días o con la misma intensidad. Acéptalo y busca la manera de seguir con tu propósito.
- Mantén presente y a la vista tu objetivo. Recuerda la meta siguiente que quieres alcanzar. Cuando aparezcan inconvenientes, dudas o problemas, en tu camino, asúmelos como parte del proceso y sigue adelante.
- Fomenta tu autocontrol. Rétate cada día a hacer lo programado aunque no tengas ganas, recuerda que estas pueden aparecer cuando estés en la tarea o al ir cosechando objetivos.
- Conserva energía para tu proyecto. Procura no dispersarte mucho en actividades que te quitan la fuerza física y mental. Elige acciones y personas que te vienen bien para mantenerte en tu entrenamiento.
- Supera el “todo o nada”. Hay personas que abandonan si no cumplen el horario de forma perfecta. Es positivo llevar a cabo los objetivos, pero revisa si estos son muy exigentes o si es tu rigidez la que te pone trabas, no mires a corto plazo, mira a medio y a largo plazo para ver tus avances.
- Aprovecha tu estado de ánimo. Elígelos los días que te sientas más energético, alegre u optimista, para realizar las tareas que te cuestan más o resultan más difíciles.
- Celebra tus avances. Revisa el camino recorrido, observa cada objetivo conseguido por pequeño que sea, sé consciente de que cada uno de ellos te ha traído al momento y punto en que estás. Recuerda que cada reconocimiento te refuerza y anima a seguir adelante. No solo te fijes en lo que te queda por recorrer, aprecia lo recorrido.
- Pon en práctica lo aprendido. Es una buena manera de observar tus progresos y disfrutarlos. Prueba a hablar de ello con amigos o colegas e incluso lánzate a experimentarlo.
Disfruta del camino. Empieza por aceptar cada paso, acierto o error, impedimento o buena fortuna. Todo ello forma parte del recorrido, verlo así te ayudará a disfrutar del trayecto y no solo de tu llegada a la meta.