Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) durante la pandemia

Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) durante la pandemia

Trastornos de la Conducta Alimentaria

Los casos de TCA han podido aumentar y agravarse desde que se declaró la pandemia por coronavirus SARS-CoV-2

 

La Covid-19 ha sido un generador de ansiedad sin precedentes para toda la sociedad, muy especialmente entre las personas que sufren Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) ya que, a la angustia por todo lo relativo a la enfermedad producida por coronavirus SARS-CoV-2, tenían que sumarle la producida por el protagonismo desmedido que ha tenido todo lo relacionado con la comida, el ejercicio físico y el peso, tanto en medios de comunicación como en círculos privados. En palabras de Irene Alonso Vaquerizo: “La situación ha alcanzado su cénit en el confinamiento, momento en el que se ha disparado la compra de harinas y levaduras, de bollería industrial, de patatas fritas, de chocolates… y, paralelamente a esto, de bicicletas estáticas y básculas. Por un lado, se reconocía que la ansiedad aumentaba el apetito y, por otro, se reforzaba el sentimiento se culpa por ello instando a hacer ejercicio sin sentido, incluso a personas que no lo habían hecho en su vida. Los periódicos, los telediarios, los memes… en todas partes se hablaba de comida, de peso, de ejercicio, de engordar, de adelgazar, etc. Parecía que el mundo entero se estaba iniciando en un trastorno alimentario”, afirma la autora de Ana y Mía no quieren ser princesas.

Tal y como dijo Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York, “la gente está luchando con las emociones tanto como con la economía”; sin embargo, de esto se ha hablado mucho menos que de los riesgos del picoteo y del aumento de peso. En palabras de la experta: “En lugar de ir a la raíz del problema se ha ido al síntoma, lo cual ha empeorado la situación de los afectados por TCA, a quienes oír hablar tanto de todos estos temas (comida, ejercicio, peso, adelgazar, etc.), les perjudica notablemente y ha podido ser el catalizador para que algunas personas se hayan iniciado en este tipo de trastornos”.

 

Cómo ha afectado el confinamiento a los TCA

En general las personas que padecen anorexia nerviosa han restringido más la ingesta y mostrado una tendencia al aislamiento incluso con los convivientes durante el confinamiento, evidenciando así la existencia de un bloqueo emocional y la falta de estrategias para abordar conflictos familiares. “Las personas que padecen anorexia nerviosa necesitan tener el control de las situaciones. Una circunstancia de incertidumbre como la que estamos viviendo, agrava su experiencia, ya que las hace sentir que no tienen el control de nada. Para paliar este malestar, se centran en perder peso y restringir alimentos, que es lo que les hace sentir el control de nuevo. Como no puedo controlar el mundo, controlo mi cuerpo”.

Por otro lado, las personas que sufren bulimia nerviosa y trastorno por atracón han vivido una auténtica pesadilla: “Se han podido sentir encerrados en un almacén de comida y sin poder salir. Emociones como angustia, aburrimiento, apatía, frustración o rabia han podido encontrar una salida a través de la comida ya que los atracones proporcionan un espacio de calma, hacen que, por un momento, el conflicto emocional desaparezca, para aparecer después una gran sensación de culpa por haber comido, que puede conducir conductas compensatorias muy dañinas, como pueden ser los vómitos”.

Todos estamos de acuerdo en que el ejercicio es necesario para llevar un estilo de vida sano: Sin embargo, el ejercicio físico mal entendido también puede convertirse en una conducta compensatoria cuando se vuelve compulsivo. “Durante el confinamiento, algunas personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria han incrementado su actividad física de forma exagerada, basándose en su percepción. Es decir, si sentían que habían comido en exceso hacían más ejercicio. El problema es que las personas con TCA tienen una distorsión con este tema y pueden haber comido normal o, incluso, poco”.

El otro extremo, el aumento del sedentarismo, también se ha dado, vinculado generalmente a personas que sufren trastorno por atracón y, quizá también, sintomatología depresiva, ha aumentado la inactividad física. “Aquí la forma de evadirse del malestar emocional ha sido sentarse frente a la tele y, muy probablemente, sin dejar de comer”.

Es importante destacar también que la población formada por jóvenes y adolescentes, en la que se encuentran un mayor número de casos de TCA, ha sufrido especialmente circunstancias derivadas del coronavirus, como el confinamiento o el toque de queda: “La confusión y la intensidad emocional propia de esta edad , el aislamiento de su grupo de amigos, estar “encerrado” con la familia, el incremento de conflictos en muchos hogares…, han podido agravar o incluso, dar inicio a problemas con la comida, la imagen corporal y el ejercicio físico”.

 

La terapia online, un medio eficaz

Aunque en un primer momento muchos psicólogos tenían dudas sobre el funcionamiento de la terapia online, lo cierto es que ha sido un soporte psicológico fundamental durante el confinamiento y, también, en la actualidad. “Ha permitido continuar el tratamiento y ha ayudado a las personas que padecen Trastornos de la Conducta Alimentaria a modificar conductas, a revisar creencias insanas y a tener un mayor y mejor manejo de las emociones que desembocan en conductas dañinas para su salud física y psicológica”, sostiene Irene Alonso Vaquerizo.

Las terapias de grupo también han registrado un buen funcionamiento: según un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Sydney, Australia, existe una amplia evidencia de que los programas grupales de terapia cognitivo-conductual a través de videoconferencias han mostrado una buena eficacia clínica.

Cabe señalar, no obstante, que este tipo de consultas online aún no han podido suplir a los centros en lo que se refiere a las personas que necesitan una mayor atención (centros de día especializados en TCA, por ejemplo).

RSS
Facebook
Twitter
Instagram