La regulación emocional es un equilibrio emocional interno que, además de ayudar a que la persona se sienta más tranquila y mejor, juega un papel clave en el tratamiento con EMDR (terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares, según sus siglas en inglés) y en su protocolo básico de actuación
Modulación emocional y EMDR
Existen una serie de mecanismos psicofisiológicos que explican la regulación mediante la terapia EMDR. Estos procesos internos son complejos, así que voy a intentar explicarlo utilizando una comparación. Imaginemos que dentro de nosotros hay un “termostato interno” que nos ayuda a que las emociones se mantengan en un rango manejable, el cual facilita que podamos pensar con claridad y sentirnos a salvo. El trabajo con EMDR nos enseña a ajustar ese termómetro para no “pasarnos de revoluciones” ni quedarnos “apagados”. Es decir, poder sentir la emoción sin reprimirla ni sobredimensionarla. Hay algunas herramientas que ayudan a mantener ese equilibrio:
- Estimulación bilateral. Se realiza a través de movimientos oculares que promueven la comunicación interhemisférica. Funciona de manera similar al procesamiento REM del sueño y facilita la descarga emocional sin saturar al sistema nervioso.
- Ventana de tolerancia. Esta “ventana” hace referencia al rango en el que las emociones son manejables, aunque sean intensas. El entrenamiento ayuda a reconocer la ansiedad extrema (hiperactivación) y la hipoactivación (disociación). Durante la sesión de EMDR se ayuda al paciente a estar en un rango óptimo para el aprendizaje y la integración.
- Autoeficacia. Cada sesión exitosa refuerza la sensación de “soy capaz de manejar mis emociones”, fortaleciendo la regulación a largo plazo.
Principios neurocientíficos del EMDR para la gestión emocional
Los mecanismos como la reducción de la activación de la amígdala, el aumento de la actividad prefrontal y la interhemisfericidad (comunicación entre los hemisferios) facilitada por la estimulación bilateral, potencian la autorregulación emocional a nivel neurobiológico.
- Modulación de la activación de la amígdala y el hipocampo
La terapia EMDR ayuda a la disminución de la activación en la amígdala, estructura clave en el procesamiento del miedo y la ansiedad. Esta terapia también provoca cambios en la actividad del hipocampo (una especie de “biblioteca” de recuerdos), con el objetivo de ordenarlos y darles un significado más adaptativo y menos dañino. De este modo, el EMDR influye en estas alteraciones de la amígdala y el hipocampo, reduciendola intensidad emocional de los recuerdos traumáticos y mejorando la capacidad de afrontamiento.
- Aumento de la actividad prefrontal
A través de estudios de perfusión cerebral y neuroimagen funcional se ha concluido que, tras realizar varias sesiones de EMDR para ayudar al manejo emocional, hay un incremento de la activación en áreas prefrontales responsables del control ejecutivo y la autorregulación emocional. Por otro lado, estos estudios han registrado que también se observa una inhibición de regiones temporales y límbicas, que mantenían la carga traumática que estaba dificultando el manejo emocional.
- Estimulación bilateral y comunicación entre los hemisferios
La alternancia bilateral (movimientos oculares, toques o sonidos) parece favorecer la comunicación entre hemisferios y reproducir mecanismos similares al procesamiento REM del sueño, lo que facilita la descarga emocional y la integración adaptativa de la información. Además, al requerir recursos de la memoria de trabajo, la estimulación bilateral reduce la carga emocional del recuerdo traumático.
- Evidencia electrofisiológica
Electroencefalogramas comparativos entre la primera y última sesión (cuando se trabaja un recuerdo traumático) muestran cambios en los patrones de activación cortical, ayudando a un mejor equilibrio entre emoción y control cognitivo.
Pasos para el manejo emocional en una sesión de EMDR
Durante el proceso terapéutico de EMDR no sólo se integran los recuerdos del pasado que producen desasosiego, sino que se construye un “termostato emocional” para regular el malestar, lo que ayuda a estar dentro de la ventana de tolerancia y a sentir que, pase lo que pase, tenemos herramientas para volver a un estado de calma.
- Historial de la vivencia emocional y su experiencia corporal
El tratamiento con EMDR ayuda a la persona a conocer cómo han sido vividas las emociones a lo largo de su vida, especialmente en momentos difíciles o traumáticos. Le enseña a identificar las emociones, su intensidad y cómo y dónde se sienten en el cuerpo.
- Desarrollo de recursos
Se entrena en ejercicios de estabilización que ayudan a percibir las emociones de manera global (mente y cuerpo) y a fortalecer las habilidades de autorregulación. Estos recursos permiten al paciente identificar y modular su nivel de activación antes de exponerse al material traumático, evitando re-victimización o “atasco” en la sesión.
- Desensibilización de la carga emocional
La estimulación bilateral facilita que la emoción intensa se “disuelva” progresivamente.
4. Reprocesamiento cognitivo
Al ir asociando pensamientos más adaptativos (ej.: “no soy culpable”, “fui víctima”), con el recuerdo, disminuye la activación de respuestas disfuncionales (pánico, culpa, vergüenza).
- Reevaluación de sensaciones corporales
Tras cada serie bilateral, el paciente chequea su nivel de malestar (SUDS). Aprender a autorregularse entre series refuerza la confianza en su capacidad de afrontamiento.
6. Reforzamiento de recursos
Al finalizar cada ciclo de EMDR, se revisita el “recurso interno” para consolidar seguridad y sensación de control.