4 de marzo: Día Internacional de la Obesidad (una perspectiva psicológica)

4 de marzo: Día Internacional de la Obesidad (una perspectiva psicológica)

El 90-95% de los casos de obesidad se producen por una  ingesta calórica superior a la necesaria (“obesidad exógena”) y su causa más frecuente son diversos trastornos psicológicos

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la obesidad es una enfermedad, esto significa que no es algo elegido, ni voluntario. Me gustaría subrayar esto ya que, por desgracia, es muy habitual en nuestra sociedad que se considere al obeso como alguien perezoso o sin fuerza  de voluntad. Esta idea está tan arraigada, que hasta la propia persona obesa siente vergüenza o culpa debido a la presión o crítica social. Para cambiar esta concepción, es fundamental ver la obesidad desde una perspectiva psicológica y no meramente física. Algunas ideas que pueden ayudar a conseguirlo:

 

  1. La obesidad es una enfermedad. Según la Clasificación Internacional de Enfermedades en su 10ª revisión (CIE-10), elaborada por la OMS. Esto significa que no es una decisión de la persona que la padece.
  2. Su origen es debido a múltiples factores: genéticos, endocrinológicos y ambientales. 
  3. La “obesidad endógena” explica el 5-10% de los casos. La obesidad endógena es la que  se produce por una disfunción de los sistemas endocrinos o metabólicos, como son: hipotiroidismo, hipogonadismo, ovario poliquístico, síndrome de Cushing y lesiones hipotalámicas.   
  4. La obesidad exógena explica el 90- 95% de los casos. La obesidad exógena está ocasionada por una ingesta calórica superior a la necesaria para cubrir las necesidades del organismo. 
  5. La causa más frecuente para padecer obesidad son los trastornos psicológicos. La persona recurre a la comida para regular sus conflictos y emociones, de los que muchas veces no es consciente. Come por aburrimiento, frustración, tristeza, alegría, apatía, ansiedad, cansancio, estrés… Es necesario entrenar herramientas para manejar estas emociones y no exclusivamente centrarse en el aspecto exterior.  No es algo elegido o voluntario  es un trastorno psicológico (repito).   
  6. Es necesario tratar esta enfermedad de forma multidisciplinar. Si un alto porcentaje de los casos tienen un origen psicológico, es necesario que su tratamiento también lo integren especialistas de las salud mental, como son el psiquiatra y el psicólogo. Evidentemente, también ha de ser tratada por endocrinos y nutricionistas especializados en obesidad así como un monitor de ejercicio físico que tenga conocimientos y sensibilidad ante esta problemática. Todos ellos  serán los encargados de enseñar gestión emocional, favorecer hábitos saludables y desarrollar herramientas de afrontamiento (solución de problemas, toma de decisiones…). Esto significa que el tratamiento para la obesidad va mucho más allá de las dañinas dietas y el ejercicio físico sin control.  
  7. Los trastornos psicológicos que pueden ocasionar obesidad son: el Trastorno por Atracón (TPA), el síndrome de la ingesta nocturna de alimentos,  la hiperfagia psicógena y algunos casos de Bulimia Nerviosa (BN).    

 

  • El trastorno por atracón (TPA). Es la alteración menos conocida de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y se caracteriza por llevar a cabo grandes ingestas de comida en un corto período de tiempo (lo que se conoce como “atracones”), acompañadas de una fuerte sensación de descontrol con la comida. La persona siente que no puede evitar dejar de comer hasta estar desagradablemente llena. Es muy frecuente que, quien lo experimenta, sienta vergüenza y, por ello, coma en soledad. Además, es común que sufran apatía y desánimo. Es interesante señalar que las personas que sufren ambos problemas (obesidad y TPA) presentan mayor preocupación por el peso, alteraciones emocionales y peor calidad de vida, que quienes sólo sufren de obesidad.  

 

  • Síndrome de ingesta nocturna. Se puede considerar una variante del TPA, pero con la particularidad de que los atracones suceden por la noche. La persona se levanta en mitad de la noche o come de forma impulsiva o continúa después de cenar. No es un acto de sonambulismo, porque son conscientes y recuerdan el suceso. Igual que en el TPA, quienes lo padecen sienten que no pueden evitar comer de esa forma, sintiéndose a menudo avergonzados, culpables, desanimados y tristes. 

 

  • Hiperfagia psicógena. Este trastorno se caracteriza por la necesidad de comer de manera constante. El deseo de comer se encuentra descontrolado y quienes lo padecen comen en cualquier momento, incluso después de haber comido adecuadamente. Esta forma de alimentarse es una reacción al fuerte estrés emocional asociado a situaciones muy difíciles de afrontar como, accidentes, operaciones quirúrgicas, separaciones o  duelos.   

 

  • Bulimia nerviosa (BN). se caracteriza por la aparición de atracones, una fuerte sensación de pérdida de control durante el episodio y conductas compensatorias inadecuadas con el objetivo de perder peso (vómitos, ayuno, ejercicio físico  excesivo y abuso de laxantes y diuréticos). Quienes lo sufren, además de estar atrapad@s en el círculo vicioso atracón- vómito- restricción, se valoran según  su silueta y peso en todos los aspectos de su vida, no solo en el físico. Esta valoración afecta a su autoestima, que se encuentra muy baja,  siendo a la vez origen y consecuencia del trastorno. La diferencia entre las personas que padecen TPA y bulimia nerviosa radica en que las personas con TPA recurren menos a las dietas, no presentan conductas compensatorias (vómitos, abuso de laxantes o diuréticos), ni realizan ejercicio físico compulsivo.  

 

círculo vicioso Restricción/atracón

 

Este análisis de la obesidad desde una perspectiva psicológica tiene como objetivo contribuir a que este problema de salud deje de verse como un acto voluntario de la persona y subrayar que se trata de una enfermedad (no es algo buscado por la persona ni debido a su falta de fuerza de voluntad) cuyo origen es, en la mayoría de los casos, psicológico. Para combatir y superar la obesidad no basta con abordarla desde una perspectiva “física” (a través de una dieta equilibrada y una práctica saludable de ejercicio), sino que es fundamental contar con el apoyo psicológico y psiquiátrico en esta lucha.

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