¿Qué es el “autoconcepto”?

¿Qué es el “autoconcepto”?

Descubre este conjunto de ideas que forma la base para la salud mental, la inteligencia emocional y la autoestima de cada uno

 

Para tener un sano concepto de un@ mism@ lo primero -lógicamente-, es conocerse. El autoconocimiento es la capacidad de introspección que nos permite identificarnos como  individuos diferentes de los demás. La definición es sencilla pero, la práctica, no lo es tanto. Los antiguos griegos eran conscientes de la difícil tarea de conocerse: el aforismo griego “Conócete a ti mismo”, escrito en la entrada del templo Apolo en Delfos, que ha sido atribuido a varios filósofos como Heráclito, Sócrates y Pitágoras entre otros, es prueba de ello.

 

¿Sabes desarrollar tu autoconcepto?

Ahora que ya has atravesado las puertas del Templo de Apolo en Delfos, puedes empezar a trabajar en el desarrollo de tu autoconcepto. Las siguientes pautas pueden ayudarte:

  1. Toma nota. Sería bueno que escribieras sobre  lo que te sucede cada día o, al menos, con cierta frecuencia. Escribe cómo reaccionas, cómo piensas o cómo te sientes ante diferentes situaciones. No esperes grandes acontecimientos para hacerlo: recuerda que lo importante no es lo que sucede en sí mismo sino cómo lo vives. De este modo te irás conociendo en diferentes situaciones y aspectos.  
  2. Se bondados@. En este proceso es muy importante tratarse con mucho cariño, estamos hechos de material muy sensible y no debes olvidarlo. En esta aventura de conocerte y formar tu autoconcepto, vas a descubrir aspectos que consideras positivos y otros negativos. La tarea consiste en reconocerlos y aceptarlos porque el resultado eres tú.   
  3. Obsérvate sin juicio. Este paso es tan importante como complejo. Para conocerte, es  necesario que no te juzgues: hacerlo te impedirá saber cómo eres en realidad. Si notas que te cuesta mucho observarte sin juicio, te da información de ti mism@. Todos tenemos aspectos que consideramos virtudes y defectos. Conocerlos es la única manera de matizarlos, potenciando unos y frenando otros.   
  4. Confía en tus emociones. En el autoconocimiento las emociones son una guía fundamental. Si quieres saber quién eres, empieza a identificar tus emociones; aficiónate a decir cómo te sientes e intenta ser lo más preciso posible. Las emociones siempre te van a dar información verídica de ti, aunque no lo entiendas o no te guste. Recuerda que las emociones no se eligen, no son buenas ni malas, están ahí para darte valiosa información sobre quién eres, solo tienes que aprender a aceptarlas y manejarlas.  
  5. Acércate a tus pasiones. Podemos definir como pasiones aquello que te gusta porque sí y te hace fluir, como dice Csikszentmihalyi en su libro del mismo nombre (“Flow” o “Fluir”). Son esas actividades que, aunque sean fútiles, te llevan a un estado de disfrute. Conocer este aspecto de ti te ayudará a elegir estudios, trabajos, cursos, amigos… 
  6. Descríbete. Haz una lista de tus virtudes, aciertos, habilidades, éxitos y todo aquello que te guste o con lo que te sientas satisfech@. Por otro lado, escribe otra lista con los aspectos que menos  te gustan de ti, lo que consideras obstáculos, errores y fracasos. Ese conjunto de características es, según tú, lo que te define y te hace únic@ y especial.  
  7. Busca tu reflejo. Pide a buenos amigos o familiares que te describan, ellos van a decirte como te ven desde fuera y sin duda, van a hacerte pensar. Algunas cosas te sorprenderán, otras te gustaran y algunas, incluso, puede que te disgusten. Reflexiona sobre ello, quizá lo importante no es lo que te digan, si no tu reacción. ¿Te cuesta aceptar lo bueno de ti?, ¿llevas mal hasta el más mínimo comentario que pueda hacer referencia a una imperfección?, ¿das más crédito a lo que dicen otros de ti que lo que tu piensas?… 
  8. Respeta tu criterio. Confía en la opinión que estás formando de ti mism@, no esperes que todos coincidan con tus ideas, no busques la aprobación de los demás, ni te compares. Escucha lo que te digan, reflexiona sobre ello y llega a tus conclusiones. Cada un@ tenemos nuestro camino para formar nuestro autoconcepto.    
  9. En constante evolución. Nunca nos llegamos a conocer totalmente, pero sí podemos tener una buena base de nuestro autoconcepto. Siempre hemos de estar abiert@s a los descubrimientos, permitirnos evolucionar para sorprendernos con nuevas habilidades, gustos, deseos, conductas…

Ahora que ya sabes cómo construir tu autoconcepto, estás list@ para el siguiente peldaño: la “autoaceptación”. Hablaremos de ello el mes próximo.

 

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