La seguridad en un@ mism@ es la capacidad de sentir confianza en lo que haces, piensas o sientes. Te hace experimentar la determinación para hacer frente a diferentes situaciones de la vida
La seguridad no depende del número de competencias o talentos que tengamos, si no de que creamos que los tenemos. Es decir: si no tenemos la conciencia de que tenemos una determinada aptitud, es como si no la tuviéramos. No nacemos segur@s de nosotr@s mism@s, es algo que se va construyendo en base a las experiencias de la vida, las creencias que vamos adquiriendo, la valoración de las figuras importantes de nuestro entorno y la formación de nuestra personalidad.
Entrena tu seguridad
Es posible construir la seguridad en ti mism@, para ello te recomiendo que tengas en cuenta los siguientes apartados:
- Pon en duda tus creencias. Las creencias son conceptos que aparecen en nuestra mente. Nos basamos en ellas para interpretar nuestras experiencias y el entorno que nos rodea. Los conjuntos de creencias construyen los esquemas mentales que rigen la conducta de las personas. Estos esquemas son estables y definen las ideas básicas que tenemos sobre el mundo, los demás seres humanos y nosotr@s mism@s. Lo interesante de las creencias es que pueden mantenerse aunque tengamos evidencias en contra. Es decir, a veces, es más importante lo que creemos, que lo que observamos; por este motivo el psicólogo cognitivo Aaron T. Beck (1921-2021), propone poner en duda nuestras creencias.
- Revisa tus ideas irracionales: El psicólogo cognitivo Albert Ellis (1913-2007), fue el creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC). Además, elaboró un listado de ideas irracionales que nos hacen sufrir sin base real. Para evitar este sufrimiento inútil y desarrollar una sana autoconfianza, hemos de matizar o rebatir dichas ideas.
- Busca aceptar las situaciones. Dentro del compendio de ideas irracionales de A. Ellis, se incluye la siguiente: “Es horrible y catastrófico que las cosas no sean como yo deseo”. Muchas veces las situaciones no son como esperamos y otras muchas veces nos equivocamos o no alcanzamos nuestras metas. Pensar que las cosas deben ser de una manera determinada, incrementa nuestro dolor al unirse a la normal frustración de no obtener lo que queremos. Buscar la forma de aceptar la situación y, desde ahí, solucionar lo que se pueda o valorar lo que hay, nos ayuda y proporciona seguridad. La seguridad en un@ mism@ no depende de nuestros aciertos, tiene que ver con aceptar las situaciones como son y no dejar que nos hunda la autocrítica despiadada.
- Bloquea tu diálogo desvalorizador. Para construir una sana autoseguridad es necesario que nos entrenemos en detectar los mensajes negativos o desvalorizantes que nos decimos. Una vez encontrados, hemos de ponerlos en duda, bloquearlos y, si es posible, probar a sustituirlos por otros. Los pensamientos negativos como “no soy capaz”, “no puedo”, “no sé hacerlo”, “los demás saben y yo no”… pueden neutralizarse con otros del tipo “yo puedo”, “soy capaz”, “puedo ser capaz de aprender”…
- Practica el diálogo interno compasivo. Para lograr mantener una comunicación amable con nosotr@s mism@s es necesario re-entrenar nuestra mente. Aprender a hablarnos con bondad y dejar de ser nuestr@s enemig@s. Sé que puede parecer naif o imposible, pero la práctica nos va moldeando y, con el tiempo, llegaremos a conseguir esa comunicación interna más compasiva. Quizá no podemos evitar pensamientos intrusivos desvalorizantes, pero sí podemos contrarrestarlos al generar pensamientos bondadosos y comprensivos hacia nosotr@s misms@s.
- Valora tus talentos. Tod@s tenemos capacidades y habilidades espontáneas y, por ello, no las valoramos. Valorar estas conductas favorece nuestra seguridad. Te ayudará a descubrir esas valiosas cualidades, observarte sin críticas, limitar tu exigencia y no compararte con los demás.
- Acepta las felicitaciones. El reconocimiento de los demás sólo puede llegarte si te valoras, pero puedes probarlo en sentido inverso. Si eres de las personas a las que les cuesta saber lo que haces bien, escucha con atención cuando te felicitan, en especial cuando son varias las personas quienes te aplauden por la misma cualidad o acción. Acepta estos halagos porque este puede ser el inicio para ir construyendo la seguridad en ti mismo.
- Rétate. Exponerte a realizar alguna actividad que te haga salir de tu zona de confort, contribuye a mejorar la seguridad en ti mism@. Elige algo que te guste que no hayas hecho o hace mucho tiempo que no practicas. Permítete aprender o recordar, lo que significa aceptar cometer errores, ningún aprendizaje es posible sin equivocaciones.
- Actúa como si estuvieras segur@. Una herramienta conductual para producir un cambio es actuar como si estuvieras acostumbrad@ a hacerlo. Comienza a ir por la vida actuando como si lo estuvieras segur@.
- Modifica tu postura: camina erguid@ y siéntate rect@. Una investigación de la Universidad Estatal de Ohio ha demostrado que la modificación postural puede proporcionar seguridad en lo que se realiza.
- Prueba a actuar como si confiaras plenamente en ti y repite mensajes de autoconfianza.
- Expón tu opinión con respeto, como si no te importase la aceptación o rechazo de la misma, no olvides darte mensajes de seguridad en ti mism@.
- Muéstrate con tus inseguridades. Nadie está seguro ni lo tiene todo bajo control y pretender aspirar a ello tampoco es sano. Permitir que los demás conozcan nuestras inseguridades puede ayudarnos a superarlas y, también, a recibir ayuda de los otros. Además, aceptarnos y mostrarnos tal y cómo somos, refuerza nuestra autoestima y seguridad.
- Persiste en tu entrenamiento. No es fácil desarrollar confianza en un@ mism@, es un entrenamiento para toda la vida. Hemos de aceptar que el nivel de seguridad varía según el momento o etapa de la vida. Es sano darnos cuenta de ello para apoyarnos en nuestras fortalezas, permitir la cooperación de nuestros amigos o familiares y pedir ayuda profesional.
La confianza en nosotr@s hace que superemos nuestros límites.