Las Navidades son un momento que no deja a nadie indiferente: a algunos porque les gustan y a otros, por todo lo contrario. No cabe duda de que este año, además, van a ser muy distintas. De hecho, van a ser históricas
En el caso de las personas que padecen Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), las Navidades suelen ser unas fiestas incómodas (un verdadero infierno en ocasiones). Y es que, en estas dos semanas se habla en exceso de comidas (menús exagerados), de ropa de fiesta, de reencuentros… y parece que todo el mundo está obligado a estar feliz las 24 horas.
Debido a la situación de pandemia en la que estamos viviendo, las celebraciones en torno a la comida estarán limitadas este año a las fiestas familiares y, además, el número de comensales también se verá reducido drásticamente. Estos dos hechos van a favorecer encuentros más íntimos y más relajados; circunstancias que, aunque por supuesto tienen su lado malo, pueden ayudar a que estas fechas sean más llevaderas para quienes sufren un TCA.
Beneficios de las pequeñas reuniones:
- Se reducen los comentarios desafortunados. Todos tenemos personas allegadas con la facultad de darnos donde más nos duele o decir aquello que no queremos oír. Al haber menos invitados la probabilidad de que se hable de dieta y figura, por ejemplo, o de que se hagan comparaciones de cualquier tipo, serán casi inexistentes.
- Se eliminan las comidas por compromiso. Las reuniones con los compañeros de trabajo o con diferentes grupos de amigos saldrán del calendario, lo que puede suponer un gran alivio para algunas personas.
- Las casas dejan de ser almacenes de comida. Al haber menos invitados y menos celebraciones, también habrá menos alimentos de fiesta en las cocinas y, seguramente también, se hablará menos de comidas, kilos, etc.
- Adiós al qué me pongo. La prohibición de las fiestas en locales promoverá reuniones pequeñas en grupos de mucha confianza, donde lo importante es la persona y no lo que lleva puesto.
Lo que puedes hacer tú para estar mejor
Si padeces un TCA y las Navidades suponen para ti una época conflictiva, habla con tu nutricionista y tu psicólogo para diseñar la manera de transitar estas fiestas de la manera más tranquila. Si no tienes estos apoyos, sería bueno que te planteases contactar con un profesional especializado en TCA el próximo año.
No obstante, tú también puedes “poner tu granito de arena” para sentirte mejor.
- Procura hacer de 3 a 5 comidas al día. No te saltes comidas: hacer varias comidas al día prevendrá el círculo vicioso restricción- atracón- culpa – restricción. Además, te ayudará a que estés bien nutrid@ (algo muy importante si estas rozando el límite de la malnutrición).
- Forma parte de la organización. Puede ser buena idea que participes en el menú de las celebraciones. Si ves que te agobia, da alguna sugerencia y déjalo en manos de quieres confíes.
- Haz comidas estructuradas. Suele ser buena opción que haya primero, segundo y postre. Sí hay canapés, prueba a poner los que vas a comer en un plato para luego no dudar si has comido de más. Si te angustia verlos todos en un plato, elige el que te gusta y cógelo. Si crees que no lo has hecho bien piensa “Un día es un día” y respira.
- Las mesas, mejor recogidas. Es bueno retirar los platos de la mesa cuando se haya terminado y evitar mirar las sobras durante la sobremesa.
- Céntrate en la compañía. Cuando hayas terminado de comer, busca alguna excusa y levántale de la mesa para no estar mirando la fuente de dulces que tienes delante. Quédate en la misma habitación y sigue la conversación, pero ya sin tener delante la comida. Quizá puedas proponer que todos se levanten y vayan a otro lugar donde no estén los dulces a la vista.
- Cuenta con un aliado. Pide apoyo a alguien de confianza para te sirva si tienes dudas de la cantidad, te ponga un número adecuado de canapés, retire o sugiera retirar los platos una vez se haya terminado, te acompañe cuando te levantes de la mesa o cambie de tema cuando haya comentarios sobre dietas, figura, consejos de alimentación etc.
Construye tu refugio
Otro peligro en las vacaciones es el tiempo libre. Pasarse todo el día sin horarios y obligaciones puede hacer que el aburrimiento o la sensación de vacío despierten cierto malestar. Te doy tres recomendaciones para manejar estas sensaciones:
- Construye tu refugio. Elige un sitio en el que sentirte en calma para dedicarte a estar contigo y descubrir que puedes convertirte en tu mejor compañía. Tal vez, el espacio elegido sea tu habitación o quizá una zona en el exterior, como la terraza. En este lugar seguro podrás hacer aquello que te gusta como meditar, escuchar música, bailar, escribir, pintar mándalas, leer, hacer manualidades, labores…
- Organiza el tiempo. Las redes sociales o la infinita oferta de series y películas de diferentes plataformas de “streaming” pueden atraparte mucho tiempo. Proponte pasar en tu refugio, al menos, una hora al día. Quizá al principio te cueste, pero pronto puedes estarlo deseando.
- Plantéate un reto: Ahora que tienes tiempo prueba a iniciarte en cosas nuevas, a hacer algo que quieras probar y dedicarle un rato cada día. Apuntarlo en un cuaderno puede ser una buena idea para motivarte a conseguirlo. El reto puede ser lo que tú quieras: conseguir meditar 10 minutos al día (empieza por 1 minuto y ve añadiendo tiempo), hacer algo de yoga (4 saludos al sol diarios), leer 10 páginas de un libro o pensar en tres cosas que agradecer en el día cuando te vayas a dormir.